La ligereza del interiorismo australiano
Mi primer recuerdo de Australia tiene poco de ligero: es más bien chillón, llamativo, flamboyant y muy petardo. Estoy hablando por supuesto de Las Aventuras de Priscilla, la Reina del Desierto, maravillosa película que narra las aventuras de tres drag queens cruzando el desierto que separa Sydney de Alice Springs, donde tienen que representar su espectáculo. A día de hoy sin embargo el colorido imaginario de la película tiene poco que ver con las sensaciones que nos traslada el interiorismo down under. Si hay algo que lo caracteriza es precisamente la suavidad, el uso de materiales naturales y la constante presencia de vegetación que lo infunden de auténtica ligereza.
No hay más que darse una vuelta por sitios como The Design Files o The Local Project, dos de los mejores lugares para ponerse al día en diseño australiano, para empezar a percibir un lenguaje común: espacios luminosos, con pocos materiales bien escogidos y mejor tratados, aprovechando las amplias horas de sol y el amable clima para estar muy conectados con la naturaleza. Formas limpias, donde las líneas rectas y racionales de la envolvente se compensan con interiores llenos de formas orgánicas y acabados en textiles suaves y acogedores.
Si nos parásemos a extraer la esencia del interiorismo australiano, como quien analiza un perfume para dar con las notas fundamentales que conforman su núcleo, daríamos casi con certeza con cuatro elementos: madera, cerámica, luz y vegetación. Las claves de su ligereza.
El material madre: la madera
La madera es un elemento constante en los interiores del continente oceánico, pero rara vez la vemos dos veces de la misma manera. Aparece en suelos, normalmente en amplios tablones de colores claros, pero también en paredes en forma de lamas, en aperturas enmarcando puertas y pasillos, envolviendo islas de cocina para aportar calidez y compensar la frialdad de la piedra o el mármol… y hasta en el techo, donde la vemos tanto en amplias planchas que diluyen la frontera entre cubierta y ventanas, como en lamas que generan ritmos acogedores. Aunque vemos la madera aplicada en diversas tonalidades, parecen tener especial gusto en Australia por los tonos claros, que nos recuerda a uno de los mejores recursos del diseño escandinavo. La frecuente presencia de este material natural y su mezcla con frondosa vegetación nos lleva a escenas más propias de Ibiza o Mallorca… pero ojo, sin pasarnos de tosquedad: en Australia la madera casi siempre aparece lijada y tratada.
Cerámica para añadir calidez y rusticidad
Si la madera suele aparecer bien acabada, a la hora de dar un toque rústico los australianos suelen acudir más bien a un material que compite con la madera por la calidez que aporta y los ritmos informales que crea: la cerámica. Es frecuente verla en lugares habituales para este material como baños y cocinas, donde aparece tanto en frontales como envolviendo piezas exentas… pero también se atreven a colocarla en salones, halls y hasta bodegas, donde la cerámica no tiene problema en ir más allá del pavimento y subir a las paredes. Normalmente este material aparece en acabados mates y tonalidades arenosas y terracota que generan ambientes acogedores y cálidos. Las juntas blancas y la distinta tonalidad de cada pieza ayuda a crear unos ritmos parecidos a las lamas de madera, pero de manera menos clínica y formal, con un toque desdibujado y rústico.
Luz que lo inunda todo
Para casi cualquiera de nosotros, pensar en Australia es pensar en naturaleza, playas, desiertos… y mucho sol. El paisaje australiano, con frecuencia basto y árido, rara vez está desprovisto de luz natural. Como consecuencia, los interiores locales reflejan esta realidad con espacios donde la luz entra a borbotones por amplios ventanales, se cuela por claraboyas, se refleja en pavimentos claros y en el agua que rodea muchas de las casas, ya sea en forma de playa o lago. Entra literalmente hasta la cocina, sin encontrar apenas resistencia al no toparse con muebles pesados ni con tarimas de madera oscura que la absorban. Elementos arquitectónicos como front yards, patios traseros, dobles alturas y aperturas en cubierta pueblan los hogares australianos para que la luz llegue a cada rincón de la casa.
Vegetación que enmarca y envuelve
Por último detectamos una marcada biofilia en los interiores australianos, una vez más aprovechando lo propicio del clima pero poniendo también muy de manifiesto el carácter local, muy propenso a la vida en exterior y a disfrutar de la exuberancia y belleza natural del entorno. De hecho, en la mayoría de casos la vegetación no se limita a estar presente en jardines traseros o tímidas macetas, si no que se adentra en cada rincón de las viviendas en forma de patios, pasillos al aire libre, porches, frondosas entradas y multitud de plantas en interior. Y aunque también vemos alguna flor y detalles de color, en general el verde parece ser el tono preferido por los australianos, en todo tipo de forma y hoja: hiedra, árbol, planta, césped…
En definitiva: si queremos dotar a un espacio interior de ligereza acudir a la madera, la cerámica, la luz o la vegetación será sin duda un buen punto de partida. Pero no debemos olvidar que debajo de esos elementos subyace un concepto aún más importante: la intención consciente de hacer del hogar un lugar que transmita paz y serenidad, un autentico refugio. En esta época de pandemia en la que aún estamos sumergidos, donde las líneas entro lo personal y lo profesional se desdibujan, aplicar esta lección a nuestro hogar parece más importante que nunca.