Interiores llenos de color que no pierden un ápice de elegancia

Este artículo fue publicado originalmente en Think by Shifta

La vida es en color, eso es innegable. El color nos anima y nos revitaliza, despierta los sentidos y altera nuestras emociones. Todos hemos experimentado el “subidón” de un día soleado después de varias jornadas con cielos grises, o mejor aún: la salida del sol justo después de una lluvia torrencial, como en las típicas tormentas de verano. Los colores parecen cobrar vida, saturados gracias al agua que los empapa y los hace resaltar. Claramente hay algo en el color que nos atrae y a lo que respondemos de manera natural… y sin embargo a la hora de usarlo en los lugares que habitamos nos encontramos constantemente con tabúes, miedos y cortapisas que desembocan con frecuencia en interiores fríos, sin carácter y casi hospitalarios. Y es que parece que el color sólo está reservado para otros ámbitos menos el doméstico: el color del coche, de la ropa, de cosas que aparecen y desparecen en nuestra vida con cierta facilidad. Es cierto que una aplicación poco acertada del color puede provocar resultados chirriantes, pero existen multitud de referentes que nos muestran cómo usarlo con seguridad manteniendo la elegancia y la armonía.


La puerta de entrada: arte y decoración

Antes de considerar un nuevo color para la pared, cambiar el mobiliario o meterse en una reforma, añadir piezas de arte o textiles coloridos suele ser el primer paso para avivar un interior sin muchos quebraderos de cabeza. Estos dos proyectos de Ábaton en Madrid son un perfecto ejemplo: una envolvente relativamente sencilla —paredes blancas, muebles en colores crudos, madera, algo de ladrillo visto— y en medio de la estancia, presidiendo, una gran pieza de arte de color muy vivo. Lo que habría sido un interior correcto, sin duda acogedor pero algo falto de carácter, se convierte instantáneamente en un hogar vivido, con espacios que impactan al entrar en ellos y donde se puede intuir la personalidad de los dueños.

© Belén Imaz

© Belén Imaz

Siguiente nivel: piezas de diseño llenas de color

Similar a aproximarnos al color mediante arte y decoración es hacerlo mediante piezas de mobiliario o iluminación que hagan un uso potente y marcado del color. Para asegurar la sintonía lo mejor es apostar por clásicos o iconos con un diseño depurado, donde el color y la forma funcionen en armonía. Piezas como la silla Standard de Jean Prouvé, la mesa auxiliar PION de OHM o la Fa Mini de GOFI están disponibles en un abanico de vibrantes colores que añadirán viveza a cualquier espacio sin restarle ni un ápice de elegancia gracias a su cuidadísimo diseño, materiales y ejecución.

© VITRA

© OHM Studio

© GOFI


La reforma sin reforma: armarios y frontales

En los últimos años ha habido una explosión de proveedores de frontales a medida para armarios y cocinas que nos permiten darle una vuelta visual a muchos espacios sin tirar un solo tabique. En España el principal es Cubro, con una oferta elegante pero algo contenida en color. En otros países como Francia encontramos Plum Living, cuya paleta incluye brillantes azul Klein, intensos tonos de verde o terracotas. ¿La clave para usar esos colores tan intensos? Delimitar y compensar: contenerlos dentro de una zona específica de la casa para aportar sensación de orden y contrastar su marcado peso visual con otros elementos sencillos de forma y más calmados en color. En estos dos ejemplos vemos además formas muy interesantes de elevar todo el conjunto: en el primero se contrasta el brillante tono de azul, tan intenso y acaparador, con pared y encimera blancas, un frontal de cerámica en un suavísimo rosa y elementos decorativos que complementan el color principal, como la jarra amarilla. En el caso de la cocina verde se busca un resultado más bitonal, compensando la intensidad del verde con frontales y paredes en color crema y elegantes toques de madera pero sin miedo a hacerle un guiño al color predominante mediante la Flowerpot de Verner Panton, cuyas formas redondeadas además contrastan con la rectitud de todo el conjunto.

© Plum Living

© Plum Living



Incorporar el color “by design”

Hasta ahora hemos visto elementos con los podemos añadir color a un espacio ya existente: arte, decoración, mobiliario y luminarias. Pero si de verdad creemos en el color, este debería ser uno de los puntos de partida de nuestro concepto y propuesta: que sea un elemento más como la estructura, los materiales o los acabados para generar sensaciones, delimitar zonas y en definitiva marcar el carácter del espacio.

Ejemplo de esta premisa es el estudio francés Agence Marn, que en este piso en París hace del color uno de los núcleos de su reforma: la chimenea, en marcado color mostaza, configura el espacio nada más entrar y en torno a ella se disponen el resto de elementos, en colores complementarios como el azul y otras tonalidades más suaves. Esta dicotomía color suave / intenso se aplica en otras zonas de la casa como la cocina o el pasillo, donde diversas tonalidades de azul claro se contrastan llamativamente con detalles en un vivísimo color verde, que se aplica en vigas, mobilario o elementos de obra como la librería.

© Hervé Goluza

© Hervé Goluza

© Hervé Goluza


El estudio Barcelonés Cierto Estudio tiene en cuenta el uso que se dará a los espacios para configurar la gama cromática acorde: la sala donde se dispone el bufet de desayuno, que recibe a los huéspedes por la mañana, emplea intensos tonos de amarillo y naranja que son pura energía y nos trasladan al amanecer. En la siguiente sala, donde el huésped pasará más tiempo, reduce la cantidad de color pero hacen un guiño a la sala anterior con una apertura circular, que al llenarse de amarillo parece recordar al sol de la mañana.

© Jose Hevia

© Jose Hevia

Los madrileños Estudio Reciente son también un gran ejemplo de cómo crear interiores llenos de color y a la vez totalmente armoniosos y adultos. En este hotel en Alcalá de Henares juegan con tonalidades rojas y naranjas en diferentes texturas y niveles de intensidad, rebajando su calidez y alta temperatura de color con frescos tonos de verde en paredes, textiles y vegetación.

© Germán Saiz

© Germán Saiz

© Germán Saiz



Por último, Gon Architects van todavía un paso más allá detallando en sus planos el color como detallan paredes, mobiliario y aperturas. Su estrategia además es un poco más de alto contraste: donde otros usar colores intensos que luego suavizan rodeándolos de tonalidades más suaves, ellos mantienen la envolvente mucho más limpia para lograr resultados muy frescos y vibrantes. Paredes, estanterías y piezas de mobiliario rabiosamente blancas que contrastan muy llamativamente con los elementos y zonas que emplean color. El uso de colores primarios para delimitar zonas genera además combinaciones muy potentes.

© Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero)

© Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío Romero)


La clave, como en tantas otras cosas en la vida, recae en el equilibrio. Hay que quitarse el miedo al color y acabar con el prejuicio de que usar mucho color en un interior es menos elegante: el color nunca es poco elevado de por si, lo que no es elegante es la falta de armonía, la cacofonía, el exceso y lo chirriante.

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